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Devoran a mi pueblo;
    le quitan la piel, le rompen los huesos.
Lo descuartizan como para echarlo al caldero,
    como carne para la olla.
Cuando llamen al SEÑOR,
    él no les responderá.
Esconderá su rostro de ustedes
    por todas las maldades que han hecho».

Esto dice el SEÑOR en contra de los profetas
    que extravían a su pueblo:
«Anuncian la paz cuando tienen algo para morder,
    pero declaran la guerra santa a quien no les da de comer.

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